La Luna
La Luna. Esta carta es la número 18 del tarot. La Luna nos
presenta un paisaje desolado, visto a la luz de la luna. No aparece ninguna
figura humana, lo que ya nos da indicio de que nos encontramos en un momento en
que el inconsciente toma protagonismo. La Luna representa todo aquello que no
entendemos de forma racional como los deseos inconscientes, nuestros sueños y miedos,
pues son estos los que nos guían en este momento del camino.
Después de la carta de la Estrella, la Luna nos lleva de nuevo
a descender a las profundidades, es un momento en que desconectamos de lo
racional para dejarnos guiar por el conocimiento instintivo. La imagen de la
luna se ha relacionado con la idea de los ciclos repetitivos (fases lunares,
menstruales) y las cuestiones relacionadas con el agua (mareas), este vínculo simbólico
sugiere que las dificultades actuales son solo un descenso antes de un ascenso
a una nueva etapa.
Aunque tradicionalmente se ha relacionado a la luna con el
misterio, la mentira, la locura o el
miedo, por su carácter mutable procedente de los ciclos lunares, es verdad que la luna es la luz en medio de la noche, una guía que nos puede orientar en nuestro
camino de autoconocimiento. A nivel práctico, la Luna nos ilumina en la oscuridad de la noche, sin embargo no es una luz del todo real, por tanto ya nos advierte que quizás estamos siendo demasiado subjetivos a nivel racional y deberíamos tomar distancia para conseguir cierta objetividad, la cual pasa por escuchar más a nuestra intuición.
A nivel psicológico la Luna representa un momento en que para
pasar del mundo dirigido por el ego, al mundo del sí mismo es necesario
integrar nuestro centro instintivo, las imágenes del perro y del lobo en la
carta nos remiten a esta necesidad de integración. Es una carta que hace
referencia a circunstancias que pueden traer tristeza y melancolía. Son
momentos de depresión energética en que no vemos salida y en los cuales nuestro
Yo puede sentir dolor, viviendo la experiencia con una sensación como si la
vida nos hubiese fallado. No obstante el camino que cruza la carta y las dos
torres al final ya nos informan que es un proceso que debemos pasar en nuestro camino de crecimiento, y que por tanto hay salida a esta difícil y dolorosa
situación que estamos atravesando.
La Luna del tarot nos informa que debemos dejarnos llevar por este
camino, más conectado con la intuición que con lo racional, sin embargo no
debemos forzarlo, ni tampoco podemos perdernos en nuestros miedos e
inseguridades. Como la luna, podemos llegar a la locura (de aquí el término de lunático)
si perdemos el contacto con la realidad y nos dejamos devorar por nuestro inconsciente.
Es fácil dejarnos hipnotizar por la luz de la luna, no obstante no es una luz
propia, es reflejo del sol, por tanto ya nos advierte que no podemos dejarnos
llevar por las fantasías de nuestra mente, sino que el camino de sanación pasa
por la experimentación directa con la vida. El sol (en representación de
nuestro Yo), se encuentra eclipsado por la luna (por hechizos y miedos propios
de la fantasía misma), sin embargo el hecho de tener la carta del Sol próxima
ya nos augura la posibilidad de superar nuestros miedos y poner luz a nuestros
temores.
La carta de la Luna es una carta muy rica a nivel de
simbología, nos presenta múltiples elementos duales; el lobo y el perro, el
cangrejo, las dos torres al fondo de la carta y las gotas que aparecen en el
fondo de la carta. Todos ellos son manifestaciones que podemos relacionar con energía
que nos retrae y absorbe, pero opuestamente también con inicios que nos atraen
y nos presentan algo nuevo.
En general la Luna del tarot simboliza la noche, la oscuridad
en que fácilmente podemos perdernos. Representa confusión, inseguridades,
miedos, culpas, heridas pasadas no sanadas y una actitud de desconfianza ante
la vida. Nos habla de situaciones que pueden provocarnos angustia, irritación y
en su punto máximo depresión. Sin embargo no todo es negativo, la Luna nos
anuncia que si somos capaces de vencer estos miedos y la melancolía del pasado que
nos dominan, nos espera un momento de claridad, confianza y alegría con la
siguiente carta, el Sol.
Por suma de número (1+8) la Luna nos lleva de nuevo al
Ermitaño (9). El mensaje es que si atravesamos la noche y los miedos asociados
a ella, podremos obtener un conocimiento mucho más profundo de nosotros mismos,
consiguiendo estar en armonía con el mundo y con nuestra persona.
La Luna es una carta que se ha asociado a la diosa griega
Hécate, la hechicera que habita en el inframundo y diosa espectral de los muertos.
Hécate es la guardiana de la puerta del Hades, la cual impide que la conciencia
pueda entrar en esta fase del camino. Hécate aparece como la diosa de las
pesadillas y la locura, la cual a través de los sueños desvela aquella
naturaleza reprimida en nosotros. Entrar en nuestros miedos y traumas más inconscientes
y trascenderlos nos permitirá el renacimiento y una renovación de nosotros mismos
hacia una nueva etapa.
Un cuadro que hace referencia a la diosa Hécate es “La noche de júbilo de Enitharmon” de WilliamBlake, donde el pintor inglés reivindica a través de esta deidad la liberación de la mujer
respecto a temas como la sensualidad y el deseo femenino, los cuales estaban
fuertemente reprimidos por una iglesia patriarcal y masculina. La conexión con
lo reprimido y oculto, con aquello que nos da miedo hablar por el temor al castigo y la
culpa, y que suele manifestarse a través de nuestros sueños, es lo que nos
invita a explorar la carta de la Luna.
"La Noche de Júbilo de Enitharmon" William Blake |
Leslie Beebe
Tarólogo y Terapeuta Barcelona
Tarot Barcelona
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